De viñeta a Viñeta: Trisquel

Durante siglos, el continente de Juverna ha estado amenazado por una tribu de gigantes conocidos como los fomore, que habitan en las islas colindantes. Sólo un hombre ha sido capaz de enfrentarse a ellos sin la ayuda de ningún ejército: el archidruida humano Cuervo Gris. Dicen que esto es gracias a que posee el Trisquel, un objeto mágico que le permite utilizar el poder de los cuatro elementos de la naturaleza y que es muy codiciado entre los druidas.

Después de escuchar las peticiones de cientos de candidatos, su elegido fue Heian Balderk, el único elfo heterosexual conocido, que sólo piensa en mujeres y en pasar buenos ratos en las tabernas. Más tarde se encontrarán con Kayli Slevin, una joven y bella elfa, y Colan Ferdinand, un humano ladronzuelo que siempre intenta ganar haciendo trampas. Ambos van en busca del Trisquel, pero se desconoce con qué objetivo. Sin embargo, Kayli quedará prendada de Cuervo Gris nada más verlo... y horrorizada de Heian y sus malas maneras para “ligar”.

De esta manera comienza Trisquel, primera obra completa de Enkaru, artista y diseñadora gráfica alicantina, en un intento valiente de realizar un relato de aventuras y fantasía al más puro estilo cinematográfico (en ocasiones tenía la sensación de leer una precuela de la saga Piratas del Caribe), de la cual sale airosa con una historia sencilla cuya única intención es entretener.

Sin grandes artificios, sin necesidad de vender humo, Enkaru hila una divertida historia de fantasía y mitología (que recuerda y mucho al manga Slayers), donde los tres protagonistas con pocas pinceladas están lo suficientemente definidos, aún siendo personalidades reconocibles por cualquiera (incluso los personajes secundarios), tienen una voz propia, que en sus secuelas irán evolucionando y madurando, dentro de lo que sea posible, ya que no deja de ser una comedia con un toque sexy, sin caer en el humor fácil y escatológico que abunda en este tipo de historias, donde hay más intención de enseñar los atributos de las protagonistas femeninas cuanto antes, que en crear un argumento legible.


Aunque el mayor atractivo de Trisquel es el bello trazo del lápiz de Enkaru; se nota que aún está dando sus primeros pasos hacía un estilo propio, que resulta ya mismo interesante, sobre todo viendo el resultado del primer capítulo, pero que tiene las carencias de un profesional con años de experiencia, que suple con un dibujo alegre y caricaturesco cuando la narración lo necesita, por no hablar de sus exuberantes protagonistas femeninas, Kayli y la pirata Mabani Zulak, sensuales (y reales) sin necesidad de exagerar poses y alegrías físicas.

Está claro que no deja de ser una primeriza, pero el buen hacer de Enkaru es una razón más que suficiente para disfrutar de Trisquel.