en deconstruccion: De viñeta a Viñeta: Sally Gothic

Con más retraso de los esperado, unos seis años de nada, aparece el último capítulo de la llamada trilogía erótica de Alfonso Azpiri (creador de Mot para El Pequeño País) para la editorial Dibbuks. Tras Xecuencias (2006) y Desde el Infierno (2007), regresa la diablesa más carnal y sensual del divertido y caluroso Hell, Sally Gothic.

Alguien está robando almas del Infierno, además jactándose de su osadía; por ello el señor del Averno encarga a su mejor y curvilíneo activo que suba a solucionarlo al mundo de los vivos. O mejor dicho, al lugar donde enterrar a los vivos una vez muertos. Quién mejor que Sally para solucionar de una vez por todas la situación, enseñando un poco sus turgentes curvas en medio de un cementerio. Eso si, disfrazada de atractiva pelirroja con poca y sugerente ropa para no llamar mucho la atención.

Azpiri, vuelve al género que mejor conoce (y funciona para el gran público), el tebeo erótico con pinceladas de humor con el regreso de la descarada Sally, que tras recorrer la historia del hombre en busca de almas malditas (y pervertidas) en Desde el Infierno, ahora deberá ganar una apuesta a contrarreloj contra la figura que está robando a su maligno jefe las almas del Infierno.

A lo largo de las seis historias que conforman este tomo, Sally tendrá que convencer de la mejor manera posible, usando su llamativo cuerpo y sus mejores dotes, a cinco almas que habiten en el cementerio donde se encuentra la Némesis del Diablo, para que vuelvan al caluroso redil del Averno, ya que sino perderá y sucumbirá toda la eternidad a su lado.

Aunque el punto débil de este tomo es su escaso número de páginas, ya que la lectura se hace demasiado corta, esta se compensa con el suelto dibujo de Azpiri, el único artista que es capaz de crear una heroína erótica que no desagrade a nadie. Por que Sally, ha entrado en ese selecto grupo de personajes femeninos tan característicos de Azpiri, pero distanciándose un poco de las aguerridas y lascivas Lorna (su creación más famosa) y Bethlehem Steele (personaje creado para la revista Penthouse Comix) con algo tan sencillo como el humor y la picaresca, necesarias para este tipo de historias ligeras, un tanto ajenas de las veladas críticas sociales de otras obras del artista madrileño.