Hoy critico Yo: Guardianes de la Galaxia
Para aquellos que suelen seguirme, recordarán que definí Capitán América: El Soldado de Invierno como la mejor película de Marvel hasta la fecha. Tras mucho debatir conmigo mismo, creo que Guardianes de la Galaxia es el mejor entretenimiento que ha salido de Marvel Studios, capaz de encandilar a cualquier espectador, independientemente de su edad o gustos cinéfilos.
Peter Quill alias Star-Lord (Chris Pratt) es un ladrón saqueador, que tras un fallido intento de vender un objeto un tanto especial, se encuentra en medio de una disputa política y territorial entre dos imperios galácticos. A pesar de su innato sentido de supervivencia, terminará liderando un grupo de rebeldes compuesto por una asesina llamada Gamora (Zoe Saldana), dos peculiares cazarecompensas, Cohete Mapache (Bradley Cooper) y Groot (Vin Diesel), y un psicópata con muy mal genio, Drax el Destructor (Dave Bautista). Juntos harán frente al villano que intenta destruir todo el universo conocido.
La sensación de disfrute que se tiene durante el visionado de Guardianes de la Galaxia, a pesar de algún que otro punto débil, es su mayor virtud, ya que hacía muchísimo tiempo que una película no trasmitía el mismo sentimiento que cuando veía por primera vez Los Cazafantasmas, El Retorno de Jedi, Gremlins o En Busca del Arca perdida, un entusiasmo desbordante por los cuatro costados, algo que hay que agradecer al carácter gamberro de su director, James Gunn.
Será mejor que empecemos por sus puntos débiles, que los tiene, haciendo que el conjunto no sea del todo perfecto (aunque tampoco lo busca). No voy a desvelar mucho al decir que el argumento es muy lineal, incluso demasiado, ya que mientras van pasando los minutos, la sensación de volver a ver la trama de La Guerra de las Galaxias está más que patente. Sin ser del todo malo, la estructura de la trama no aporta sorpresa alguna, que termina restando algo de complejidad a la historia, pero ese es el precio a pagar por ser una película para todo tipo de público.
Volvemos a tener un villano con poca presencia, con una determinación e intenciones más o menos claras, pero sin demostrar del todo el por qué es “el rival” a derrotar, más allá de sus intenciones de destrucción desaforadas. El fantasma de Malevith (Thor: El Mundo Oscuro) revoloteaba cada vez que Ronan el Acusador (Lee Pace) aparecía en pantalla. Enorme villano en el tebeo y en la pantalla, pero muy poco aprovechado, ya que su halo de negación ante la tregua entre Xandar (cuna del Cuerpo Nova) y el Imperio Kree recordaba poderosamente al actual conflicto de Gaza entre Palestinos e Israelitas (que resulta una mera casualidad, ya que me imagino que no es intencionado por parte de los guionistas y director). Caso contrario al personaje de Nébula (Karen Gillian), cuyos minutos en la película son tan escasos, que dejan un poso enorme en el espectador, debido a que es uno de esos villanos que crecen poco a poco, más aun al estar tan bien definido con unas pocas frases de guión.
James Gunn, mente gamberra y deslenguada, ha resultado ser la clave de este éxito de taquilla y crítica, además de la apuesta más personal de Marvel Studios (Edward Wright era el otro genio desbocado) hasta la fecha, más aún tras sus dos películas anteriores, Slither: La Plaga y Super, ambas producciones de bajo presupuesto y con una personalidad muy marcada, todo lo diametral que sería Disney. Pero no en esta Marvel de Kevin Feige, donde una banda sonora repleta de éxitos de los setenta y ochenta, es capaz de conseguir que todo el mundo baile en su butaca.
Gunn, ha sabido lidiar a la perfección con ambos mundos, creando un universo cohesionado entre tanto posible ejecutivo censor y su punto de vista repleto de un humor negro poco correcto (un ejemplo claro es su irregular Super), para regalarnos unos personajes tan definidos como originales, alejados en detalles puntuales de sus contrapartidas de papel, para dotarlos de una personalidad acorde tanto a la idea que tienen tanto Marvel y James Gunn, recogiendo aquello necesario de la segunda formación de los Guardianes de la Galaxia creada por Andy Lanning y Dan Abnett.
Ahí tenemos al jefe de pista que ha resultado ser el carismático Peter Quill/Star-Lord, un niño grande con un complejo de Peter Pan, más parecido al personaje de Nathan Fillion en Serenity/Firefly que al Han Solo de Harrison Ford, además de un consumado bailarín, cómo su ídolo Ren, el protagonista de Footloose (un consejo, no volváis a verla, ha envejecido muuuy mal). Flanqueando a su líder, están Gamora y Drax, asesinos ambos, pero de mentalidad diametralmente distinta, una más cerebral y otro más díscolo y psicótico, que equilibran este disfuncional grupo de antihéroes. Y para terminar, la estrella de la función, el nuevo ídolo de Marvel, Cohete Mapache (Rocket Racoon), el mayor roba escenas del mundo del cine, capaz de llenar él solito la pantalla con sus pequeñas dimensiones, siempre escudado por su mascota, Groot, el guardaespaldas vegetal que a pesar de hacer de alivio cómico, esconde más de lo que parece.
Pero no todo son adaptar tebeos al mundo del cine, sino que también encontramos pequeños homenajes cinéfilos en el metraje. Ya desde ese primer momento que conocemos a Star-Lord, muy parecido al inicio de En Busca del Arca perdida, con baile homenaje a Footloose incluido, e incluso el resurgir de Ronan de su cápsula, que recuerda poderosamente el despertar de Stallone en Demolition Man.
Creo que no me cansaré nunca al decir que a día de hoy, Disney/Marvel posee el mejor equipo técnico y artístico que se pueda uno encontrar en una pantalla de cine. El diseño de naves (excepcionales las naves del Cuerpo Nova y Saqueadores, por no decir la nave de Ronan), uniformes, mundos fantásticos como la capital de Xandar (rodada en la Londres moderna) o el mundo minero de Nowhere, por no decir todos aquellos alienígenas que pueblan las más de dos horas de metraje, que se pasan en un santiamén, hacen soñar con la futura secuela de Guardianes y Star Wars.
Entrando en ese plus que tienen las películas de Marvel Studios, la interconexión de Guardianes con la Tierra marvelita, se encuentra no solo en la aparición de Thanos (Josh Brolin), sino en el primer vistazo a Los Celestiales, posible elemento fantástico para el Doctor Extraño, además del mejor cameo posible, Howard el Pato, uno de los visitantes permanentes del extenso archivo de rarezas de El Coleccionista (Benicio del Toro), poseedor de una de las Gemas del Infinito, dada en mano por los asgardianos Lady Sif y Volstag.
Quién me iba a decir hace dos años, cuando Marvel anunció el rodaje de unos personajes un tanto olvidados por la propia editorial y los lectores, que iba a ser un éxito y una puerta hacia un nuevo mundo de aventuras al más puro estilo Space Opera.
3 Comments:
Salí encantada del cine, igual que una niña de siete años.
Besines
septiembre 01, 2014 10:04 a. m.
yo quiero un groot!
septiembre 08, 2014 8:43 p. m.
Te regalo un peluche si lo hay.
septiembre 11, 2014 9:37 a. m.
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