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viernes, diciembre 27, 2013

De viñeta a Viñeta: Xenozoic

A pesar del enorme éxito que vive el tebeo o cómic de aventuras, actualmente copado por superhéroes y héroes ultraviolentos surgidos de Japón, al final todos terminan bebiendo, ya sea, de manera directa o indirecta, de las novelas Pulp y de las primeras películas basadas en este tipo de relatos.

Ahí tenemos las novelas de John Carter, Tarzan, Conan, la película original de King Kong, las strips (tiras cómicas de tres o cuatro viñetas, que aparecían en los periódicos americanos, muy famosas a principios del siglo XX) de El Principe Valiente o los relatos de Julio Verne entre otros. Dentro de la cabeza de un joven Mark Schultz todas estas historias derivaron en alocadas ideas que tomaron forma en una única idea, Xenozoic Tales.



Conocido por el gran público cómo Cadillacs y Dinosaurios, Xenozoic Tales inició su andadura editorial en las páginas de la antología Death Rattle a finales del año 1986, con una historia corta que nos presentaba un mundo post-cataclismo ecológico (un calentamiento global en el año 2020, obligó a la humanidad a sobrevivir en túneles subterráneos durante más de 500 años), poblado por enormes dinosaurios y ciudades enterradas en océanos, habitadas por tribus de humanos supervivientes con escasa tecnología y muchas incógnitas sobre el mundo anterior y el que les ha tocado vivir. Tal fue su éxito en esta publicación underground, que en febrero de 1987 y de mano del editor Deniss Kitchen, se publicó el primer número de Xenozoic Tales.

Aleta Ediciones nos trae el tomo recopilatorio definitivo (a día de hoy) de la serie Xenozoic Tales, obra magna (e inacabada) de Mark Schultz (Filadelfia, 1955), autor americano de claras influencias de Wally Wood, Al Williamson, Harold Foster o Frank Frazetta. Amante del detalle y el realismo, de trazo soberbio, donde todas y cada una de las viñetas plasmadas por Schultz, poseen todo lujo de detalles que engrandecen la narrativa y su composición de página, a pesar que siempre haya voces críticas que indican que entorpece su lectura. Solamente hay que observar la fidelidad más absoluta que tienen todos y cada uno de los saurios que protagonizan la serie.



Xenozoic, cómo he dicho antes, nos narra las aventuras de la tribu La Ciudad en el Mar, liderada por un consejo de Gobernadores más preocupados por hacer su política de expansión, y, por el autoproclamado defensor del equilibrio del planeta y mecánico de las artes antiguas, Jack “Cadillac” Tenreck.

Una inesperada visita de una delegación de los Wassoon, tribu cercana, encabezada por la bella Hannah Dundee, es el inicio de una serie de aventuras, en las cuales iremos descubriendo esta nueva sociedad surgida desde las cenizas del cataclismo, una sociedad muy parecida a la Grecia Antigua, apoyada en la tecnología analógica típica del siglo XX personificada por los Cadillacs que arregla y conduce Jack, además de toda la ingeniería que practica uno de sus aliados, Mustapha Cairo.



Historias con altas dosis de conciencia ecológica, donde el equilibrio entre la naturaleza y el hombre depende del papel de desempeña Jack cómo Chaman del Viejo Linaje, una especie de no-religión de hombres y mujeres que salvaron a la humanidad en sus días más oscuros, pero que han topado con las intrigas políticas de pequeños caudillos ávidos de poder, más preocupados por la expansión sin escrúpulos, que por evitar la muerte de hombres y saurios, necesarios para el equilibrio del planeta, evitando así un nuevo cataclismo (por cierto, tema de la más rabiosa actualidad en nuestros días).

Pero Xenozoic Tales es sobre todo aventura, con mayúsculas. Dinosaurios, misticismo, magia y ciencia ficción a partes iguales salpican las páginas de este magnífico tomo, conducidos por una colección de espectaculares Cadillacs y las hermosas curvas de Hannah.



Aunque Mark Schultz hilvana una historia-río a lo largo de sus capítulos, el punto fuerte y destacable son sus dos protagonistas, dos grandes personalidades que siempre entran en conflicto, pero que se entienden y complementan a la perfección.

El espíritu aventurero y de héroe a la antigua, sin fisuras, de convicciones morales inquebrantables (a la par de ecológicas y poco amigo de los juegos de poder de los Gobernantes y sus manipulaciones políticas) de Jack Tenreck, terminará por establecer una comunión, un lazo irrompible con la inteligencia racional de Hannah Dundee, valerosa a su vez y de espíritu tan libre cómo Jack, a la vez de poseer una persuasión arrebatadora. Conscientes de su atracción mutua, seremos espectadores de un juego de seducción entre ambos, palpable en todos sus gestos o en sus conversaciones, muchas de ellas con dobles sentidos.



Pero que nadie crea que me he olvidado de los grandes saurios y de los clásicos coches que rivalizan en protagonismo con nuestros héroes. Ilustrados con un cariño difícilmente de superar, Mark Schultz es capaz de recrearse para mostrarnos el mejor Dinosaurio posible, mucho más realista y verídico que los vistos en películas o documentales, y hablamos de la década de los ochenta. Schultz crea un nuevo mundo a partir de uno ya existente y desaparecido, volviendo a dar nombre a todos los insectos, plantas y animales (saurios o actuales), cómo si nunca nadie antes se hubiera preocupado, envolviendo al lector en un torrente de ideas y datos necesarios para comprender la historia que quiere contarnos: clara y sencilla, sin elementos que estorben la fluidez de las viñetas.

Estamos ante un título atemporal, de una calidad palpable en todas sus viñetas, de una belleza plástica sin igual a día de hoy, de regusto clásico pero moderno, que toca todos los géneros para crear una lectura adictiva.

2 Comments:

Blogger Pico de Oro said...

Uuuuuuu, recuerdo sus dibujos animados de retaca.

Besines

marzo 18, 2014 1:27 p. m.

 
Blogger Markitos said...

Pues mira tú por donde, que yo no recuerdo haber visto nunca los dibujos animados.

marzo 24, 2014 6:11 p. m.

 

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