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viernes, noviembre 28, 2014

De viñeta a Viñeta: Perkeros

Hay veces, que se realizan juicios de valor sin base alguna, simplemente juzgando la portada del libro. Digamos que esta es mi confesión ante la novela gráfica llamada Perkeros, que tilde de tontería antes si quiera de leer un par de páginas, simplemente valorando el avance que aparecía en el boletín de Panini.

Craso error.

Estamos ante una obra que si fuera firmada por Bryan Lee O’Malley, autor de la estupenda Scott Pilgrim, o por el equipo creativo formado por Kieron Gillen y Jamie McKelvie emulando su soberbio Phonogram, sería la obra indie de este año, o al menos una de ellas, aplaudida por todos medios especializados y por parte de un público que posiblemente se hubiera dejado llevar por el hype, simplemente por seguir la moda de adorar algo.

Las Leyes de la Naturaleza nacen de la Música. Todo el Universo es Sonido. Bajo esta frase se esconde la esencia de Perkeros, mezcla armónica de folclore, magia, física, filosofía y Heavy Metal, mucho Heavy Metal. Quizás demasiado.


Perkeros es un día, una semana, un mes cualquiera en la vida Aksel, un adolescente eterno, más bien un universitario tardío, obsesionado por componer la canción definitiva, la letra que transportará a cualquiera que la oiga a un mundo de belleza. Para ello se vale de su grupo de Metal Progresivo, compuesto por su amiga Lily, Kervinen un hippy pasado de vueltas con un pasado algo difuso (no solo por los efluvios de las drogas), Oso (si, un oso de verdad), y Aydin, la nueva incorporación vocal.

La obra de J.P. Ahonen y K.P. Alare, Perkeros, es el primer fruto de dos amigos, dos desconocidos a día de hoy para el medio, que basándose de la escena metalera de su Finlandia natal, crean un universo propio anclado en la escena musical de su ciudad, Tampere. Partiendo de la obsesión de Aksel con tocar en el Rocktoberfest, oportunidad que les dará el espaldarazo definitivo para hacerse famosos, seremos capaces de adentrarnos en su vida cotidiana, en su relación con su novia, Janna, su ancla en el mundo real, dispuesta a seguir aguantando sus ausencias mientras termine sus estudios y busque un trabajo de verdad, esos que dan dinero para pagar facturas y la beca universitaria, destinada a la compra de vinilos de segunda mano y guitarras eléctricas.


J.P. Ahonen firma un guión más que correcto, repleto de guiños musicales, salpicada desde el principio de fantasía basada en leyendas con toques mágicos, que se codean de un aura de costumbrismo (digamos) autobiográfico reflejado en la vida de todos y cada uno de sus protagonistas cuando no se encuentran en el local de ensayo, o lo que es lo mismo, cuando aparece la vida laboral, la rutina universitaria, las salidas para escuchar música en directo o tomar unas cuantas cervezas con tus amigos, y cómo no, la desesperante lucha para mantener una relación.

Pero no todo es música y líos de faldas, también Ahonen deja sitio para una historia de terror, muy en la línea de la película Déjame Entrar, donde la propia ciudad de Tampere con sus frondosos bosques y arquitecturas modernas y de líneas armoniosas son un elemento más, un personaje más, de la historia, que nos conducirá al inesperado final, envolviendo al lector y a los protagonistas en una capa de protección bastante irónica.


Aunque si la lectura de Perkeros me ha engatusado en gran medida, el dibujo de K.P. Alare me ha conquistado completamente. El detallismo, la belleza del trazo y la magnífica composición y narración cuando vemos plasmar la música en las páginas, ilustraciones de una calidad excelsa, de fluidez narrativa difícilmente superable, son motivo más que suficiente para comprar Perkeros.

K.P. Alare no solo sabe dibujar viñetas oníricas y psicodélicas, sino que sabe dibujar en general. Con su lápiz trasmite sensaciones, el lenguaje corporal de cada personaje, por muy poco definido se encuentre en el guión; dibuja Arquitectura y entornos naturales, algo que en los últimos años parece ser una prohibición absoluta en cualquier género gráfico.


Los tonos pasteles y ocres elegidos para dar vida a sus dibujos, son una lección inteligente, ya no solo por que definen esa Finlandia real donde habitan los protagonistas, sino por que en momentos puntuales y definitorios de Perkeros, la adición de negros y colores vivos (llamativos), casan a la perfección. Sinceramente, si no supiera que es una de sus primeras obras, diría que es la obra culmen del dibujante, que aún tiene espacio para ir mejorando y evolucionando.

En un año que el cómic indie sobrevuela con fuerza en Marvel e Image, Blacksad se alza con el Premio Nacional de Cómic, la presencia de Perkeros en el mercado español es un elemento que completa un gran año. Y lo mejor de todo, hay continuación de las aventuras de Aksel y compañía.


Un apunte para terminar. Mientras leía las páginas de Perkeros, comencé a recordar la Aventura Gráfica de LucasArts llamada Loom, no por las semejanzas, sino por la sensación de maravilla y diversión que ambos me han traído.