
Si con
American Vampire, hablábamos de uno de los nuevos títulos estrella de la línea
Vertigo, hablar de
Daytripper, es hablar de la joya de la corona, obra de los brasileños
Gabriel Bá y
Fábio Moon, conocidos por la serie Cassanova para Image (
con guiones de Matt Fraction).
Antes de seguir con la lectura de este artículo, os animo a leer el primer número que a bien
Planeta ha subido de forma gratuita en su
página Web, para que os hagáis una idea de una las lecturas más inteligentes y maravillosas de finales del año pasado.
Daytripper son las vidas y muertes de
Brás de Oliva Domingos, escrito de vocación, redactor de necrológicas de profesión, cuya vida veremos pasar de forma salteada ante nosotros (
no mediante flashbacks, sino mediante saltos en el tiempo, conformando un ritmo narrativo dependiendo de las necesidades de aquello que se quiere contar), viendo las decisiones que toma para encontrar su sitio, su felicidad, ante la atenta mirada de un observador indeterminado, causante o no de sus sueños y anhelos.

A lo largo de los diez números que consta el tomo, seremos participes de los momentos decisivos y transcendentales en la vida de
Brás, como su primer beso, la decepción por una enfermedad, su bloqueo a la hora de escribir causado por la alargada sombra de su padre, la búsqueda de identidad, un corazón roto, la amistad, siempre salpicados por un final trágico, no del todo inesperado, cuyo origen (
posiblemente) proviene del día de su nacimiento, de un hecho poco casual, rodeado de un áurea de magia, narrado por su madre como un fábula.
La mezcla entre lo mundano y lo onírico que envuelve todo el relato de
Daytripper, engancha sin necesidad de artificios espectaculares y vacíos tras su lectura. La sencillez con la cual
Bá y
Moon resuelven los diálogos, la ambientación donde se producen, es su única herramienta para montar (
mostrar) el puzzle que traza la existencia de
Brá y sus secundarios.

Aunque leer
Daytripper es una razón más que suficiente para alegrar a cualquiera, nos obliga en ocasiones a preguntarnos por qué un solo protagonista es elegido para vivir todas las experiencias que los autores nos relatan. Resulta obvio que solamente haya uno, pero a partir que nos vamos acercando al los episodios finales, la agradable lectura se vuelve ligeramente pesada, por la misma razón de siempre: no es normal que a una sola persona le ocurran tantas cosas. Hubiera sido más interesante un círculo de individuos, tres o cuatro personajes, compartieran esas experiencias para al final encontrarse en un punto medio que diera fruto a un mismo final.
Pero a parte de este “pero”, la fuerza narrativa y gráfica que destilan todas y cada una de las planchas, de un detallismo y belleza plástica poco común en un título de
Vertigo (
línea siempre preocupada por un buen guión que por un dibujo vistoso), más cercano a un álbum de autor europeo que a una obra mainstraem americana, equilibran las posibles dudas que el lector pudiera tener.
Desde unos paisajes impresionantes, a los sueños más etéreos inimaginables, hasta observar lo pulcro que son todos y cada uno de los objetos que hay en una habitación o la representación del diverso folclore que inundan las páginas de
Daytripper, por no hablar de la crudeza de la violencia plasmada sin caer en el sensacionalismo. Todas estas ilustraciones bañadas en una gran paleta de colores vivos, nos transportan a todos los lugares que
Brá visita, sin necesidad de recurrir a consultas externas para descubrir esos lugares.

Como ya he dicho al inicio del texto,
Daytripper es una pequeña maravilla, una de esas obras que ganan notoriedad con el tiempo, pero que dentro de la multitud de títulos publicados mes a mes, terminará siendo un agradable recuerdo, teniendo que dejar hueco para un millar de lecturas nuevas.